Tengo una idea desopilante para una nueva campaña de Marroc. Estamos
en una calle desierta de la periferia de Temperley. La vemos a Jésica Cirio
caminando sola mientras come un Marroc y pasea un coqueto Yorkshire
Terrier. Jésica viste un sugerente pantalón de vinílico blanco y tacos aguja
de 15 cmts. Se está haciendo de noche y Jésica camina provocativamente;
cada uno de sus movimientos es una invitación al pecado (esta caminata
se mostrará en cámara lenta, resaltando toda la sensualidad de Cirio: cada
uno de sus pasos, el movimiento de su cadera, sus labios degustando el
Marroc y cómo introduce su dedo índice en su boca para disfrutar el
chocolate derretido que marcaba sus huellas dactilares). Jésica contrasta con
el austero paisaje de la zona, plagado de veredas rotas, paredes cubiertas con
pintadas soeces y zapatillas colgadas en clara señal de zona liberada.
Ahora vemos cómo avanza por la misma calle un colectivo transportando
a la barrabrava de Deportivo Laferrere. Están el Gordo "Cabeza de
Poronga", el "Trípode" Gutiérrez, el "Violín" Gómez y otros 35 malvivientes
y prófugos de la justicia envueltos en las banderas de su club. Están
descamisados: hacemos un paneo por sus torsos sudorosos y peludos que
revelan un sinnúmero de cicatrices y tatuajes tumberos. La música crea
una atmósfera muy heavy: la calle está desierta y "los chicos" aguardan
expectantes el momento para cometer alguna de sus fechorías.
Entonces se corta el aire. Ese colectivo tambaleante se detiene frente a la
Cirio y estos 40 descamisados sacan sus manos y sus cuerpos enardecidos
por las ventanas del ómnibus. Es un griterío infernal en una calle desolada
que en silencio sugiere una brutal impunidad. Entonces la hinchada
empieza a aplaudir rítmicamente contra la carrocería del colectivo como
si éste fuera un enorme tambor de chapa al que castigan sin pausa: PAF!
PAF!! PAF!!! PAF!!!!
Los golpes sobre la chapa caliente son cada vez más fuertes y el colectivo
se sacude para todos lados; es un caldo a punto de hervir. PAF, PAF, PAF.
Uno a uno comienzan a sumarse silbatos, cornetas, bombos y la música se
convierte en una gran orquesta de cancha. La Cirio está paralizada,
muerta de miedo: un plano corto muestra cómo deja caer la correa de su
cánido que se hizo pis encima. Jésica empalidece, sabe que su vida corre
peligro y que no eligió la indumentaria más adecuada para pasear su
voluptuosa humanidad por la marginalidad de un Temperley desolado.
Entonces la hinchada empieza a corear con voz gruesa:
"Entregá el Marroc... entregá el marroooc... entregá el marrooooc...
entregaaalo de una veeeez... "
Ahora vemos el logo de la marca y la imagen se abre en un plano en el que
vemos a la Cirio alentando a Deportivo Laferrere con la barrabrava, todos
comiendo Marrocs. Cuando Deportivo Laferrere hace un gol, todos se
abrazan a los saltitos con Jésica y levantan sus Marrocs en alto.
fuente blogpelotudo.blogspot.com
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