Familia gladiadora, me tomo el atravimiento de utilizar este espacio grupal para transcribir un mensaje que recibí en mi mail personal. Disculpas por adelantado, ya que comprendo que un medio de estas característica existe para difundir mensajes e ideas que trasciendan a los individuos. Pero quería compartir con ustedes el texto de un desconocido para todos, excepto para mí, a quien ustedes sólo sintieron nombrar como "uno". Para ser más explícito, antes del fin de semana, cuando contábamos jugadores, yo les dije: "Puedo llevar a uno", a quien previamente había tanteado sobre si aceptaría vestir la celeste sólo por un partido.
Ese "uno" es compañero y amigo, periodista deportivo de profesión, tal vez uno de los pocos espacialistas en rally Dakar que habita estas pampas. Su nombre es Leandro Compton Hall, sangre británica, kelper exiliado en Buenos Aires, poca pinta de jugador (adjunto foto con la casaca de su team "A darle Átomos" al final del texto para que lo corroboren) y, como diría Fontanarrosa, tuvo dos problemas para jugar al fútbol: su pierna derecha y su pierna izquierda. Es uno de los tantos seguidores anónimos de Gladiadores, a través de mi boca, de esta página, En fin, uno más que se lamenta por la baja performance del equipo en la tabla del Fair Play.
Les paso el mail
Asunto: En mí lista de 16, yo me hubiese incluido
En la semana en la que todo el mundo esperaba la lista de 23 convocados para el Mundial de Sudáfrica 2010, yo no fui la excepción. Pero mi lista no eran de tantos jugadores ni mucho menos para una Copa del Mundo.
Con ansias, este humilde y aguerrido defensor aguardó toda la semana por la lista de 16 de Gladiadores de Pompeya. Con un sábado libre, tenía la esperanza de poder conformar la lista de 16 jugadores para el partido del sábado. Yo me sentía capacitado. Vengo teniendo competencia y no quería perder ritmo. Iba a dejar todo por el equipo y de ninguna manera hubiese desentonado. A medida que se acercaba el día de dar a conocer a los 16 gladiadores, información que llegaba desde el seno del plantel indicaba que faltarían futbolistas para llegar a ese número de convocados, por lo que mi citación cada vez era más firme. Finalmente el celular no sonó y el sábado pasó, sin pena ni gloria. Bueno, en realidad pasó, pero con mucha gloria, porque apesadumbrado, me dirigí hacia Ezeiza para ver el entrenamiento de la selección, de la lista de esos 23 convocados que irán al Mundial y pude tocar a Diego Maradona con mis propias manos. Demasiada gloria para decir que el sábado pasó sin pena ni gloria. Es más, ahora que lo vuelvo a escribir me doy cuenta que es todo lo contrario. Pasó con pena por no estar entre los 16 y con mucha gloria entre mis manos.
“El fútbol da revancha”. Una frase tan vieja como el fútbol mismo. Seguiré trabajando para estar entre los 16 en algún otro sábado libre que me quede. No tengo gol, no tengo cabezazo y le pego (mal) con una sola pierna. Creo que cuadraría perfecto en el funcionamiento de los Gladiadores. Ya lo dije Marcelo Bielsa: “Lo único que no se puede negociar en el fútbol es el esfuerzo”. Seguiré intentándolo…
En la semana en la que todo el mundo esperaba la lista de 23 convocados para el Mundial de Sudáfrica 2010, yo no fui la excepción. Pero mi lista no eran de tantos jugadores ni mucho menos para una Copa del Mundo.
Con ansias, este humilde y aguerrido defensor aguardó toda la semana por la lista de 16 de Gladiadores de Pompeya. Con un sábado libre, tenía la esperanza de poder conformar la lista de 16 jugadores para el partido del sábado. Yo me sentía capacitado. Vengo teniendo competencia y no quería perder ritmo. Iba a dejar todo por el equipo y de ninguna manera hubiese desentonado. A medida que se acercaba el día de dar a conocer a los 16 gladiadores, información que llegaba desde el seno del plantel indicaba que faltarían futbolistas para llegar a ese número de convocados, por lo que mi citación cada vez era más firme. Finalmente el celular no sonó y el sábado pasó, sin pena ni gloria. Bueno, en realidad pasó, pero con mucha gloria, porque apesadumbrado, me dirigí hacia Ezeiza para ver el entrenamiento de la selección, de la lista de esos 23 convocados que irán al Mundial y pude tocar a Diego Maradona con mis propias manos. Demasiada gloria para decir que el sábado pasó sin pena ni gloria. Es más, ahora que lo vuelvo a escribir me doy cuenta que es todo lo contrario. Pasó con pena por no estar entre los 16 y con mucha gloria entre mis manos.
“El fútbol da revancha”. Una frase tan vieja como el fútbol mismo. Seguiré trabajando para estar entre los 16 en algún otro sábado libre que me quede. No tengo gol, no tengo cabezazo y le pego (mal) con una sola pierna. Creo que cuadraría perfecto en el funcionamiento de los Gladiadores. Ya lo dije Marcelo Bielsa: “Lo único que no se puede negociar en el fútbol es el esfuerzo”. Seguiré intentándolo…
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